La Tecla Fértil
Es la incapacidad lo que daña nuestra generación futura. Mientras nos
contaminan el agua y el medio ambiente, Los venezolanos poco hemos logrado
conectar nuestros ciclos de la vida natural, hemos obviado que nuestra economía
exige un bien común para tener de ella su sustentabilidad. La generación de riquezas quedo atrás, desde
que los militares asumieron el control de los campos agrícolas, todo empezó a
subir de precios por rublo hasta el presente. Hay una acumulación sostenida de
capital por ciertos sectores económicos, creando desequilibrios concretos que
amenazan la lógica del capital.
Es un daño irreparable a la economía.
Sobre todo, por los costos y sin duda, la acumulación de capital ha
implicado que la vida media de los modos de producción y bienes de consumo
duradero se hayan acortado sin césar Es una crisis que nos lleva a cero y el
desarrollo del mercado se mide a partir de la acumulación de dinero en vez de
las unidades de producción, donde cada hectárea nos daría un costo real por
cesta de alimentos. Lo que implica que
el neoliberalismo aplicado en el mercado y el complejo agropecuario poco nos ha
llevado a una racionalidad financiera y en consecuencia, los valores absolutos
son falsos.
Se tiene un estimado de crecimiento de 0 a 3 puntos a nivel mundial por la
pandemia y los países del Sur tienen muchos gastos en los mantenimientos
tecnológicos y una emigración parecida al europeo respecto al África Sahariana,
donde ya los chinos comenzaron a colonizar nuevas tierras en el marco de La
Ruta de La Seda.
Esta surgiendo un movimiento antineoliberal de carácter social para dar
cobertura a las luchas sociales que desde el siglo pasado, (XIX), buscan neutralizar a las instituciones
multilaterales que revelan aparte de una crisis de legitimidad, son responsables
de las campañas de exterminio de ajuste estructural y metódico hacia las
poblaciones del Continente Sureño, ahora desean lograr monetarizar el dinero y
hacer tráfico con él, como sucede en Venezuela y esto, es una política
neoliberal que se hace visible al mundo en la medida en que florece los
desacuerdos entre las principales potencias del mundo, una temible
contradicción que reduce el tiempo y abre el espacio político hacia nuevos
escenarios.
Son políticas contradictorias, pero tiene un alto costo político a la
profundización en las políticas de desregulación. Las grandes potencias
priorizan la soberanía a costa de la desregularización del mercado en su propia
tierra cuando la apertura pone en peligro sus intereses estratégicos. Más allá
de sus propios intereses.
Olvidémonos de Estados Unidos de Norteamérica, al poseer la moneda mundial,
puede endeudarse más que cualquier otra nación. Hay una hegemonía basada en la
economía de guerra, pero sostenida a puro crédito de sus enemigos, no tiene
futuro y conduce de manera irremediable al colapso.
América Latina debe ser para los latinoamericanos, tenemos suficientes
tierras y, estamos obligados como ciudadanos romper con la hegemonía de los
imperios y la brecha debe reducirse, todos deben ir a trabajar para crear
medidas de fortaleza económica, es necesario, entonces lograr un crecimiento
sostenido para evitar el declive, para esto están los bloques y hacerse
productivo para aniquilar las conductas parasitarias.
Trotsky, creyó en el desarrollo del hombre, mediante la producción y la
ideología. Es actuar con conciencia para dominar los propios sentimientos y
lograr una estructura de tipo biológica y social que nos ayude a canalizar con
fuerza el desplazamiento de los modos de producción. Es cuestión de competencias
y concebir un giro nuevo a nivel económico. Es acercarse al camino de una nueva
cultura. Latinoamérica debe eliminar la burocracia para avanzar con pie hacia
un nuevo diseño económico donde el mundo cibernético dará en lo digital una
concepción real de los valores que el Estado marca para llegar a un análisis
real de perspectiva y supremacía de análisis como razonamiento de un mundo
orgánico de aspecto progresista.
Aquí, todos sentimos miedo de romper el huevo y ver la cara del pichón que
perece. Los franceses, británicos y estadounidenses, lograron fortalecerse
colocando nidos de palomas por el mundo y, lo característicos es que las
palomas al crecer tenían diferentes picos, un resultado de la ciencia genética.
Aprendieron a romper cascarones y dominaron al mundo y nos roban una tierra
llena de minerales, no basta expresar que el esequibo somos todos, hay que ver
cuantos picos cortos hay para romper los cascarones. El asunto es actuar y este
autor dice que el arte político viene de los burgueses británicos y el gran
cascarón es sin duda, el Estado Capitalista. Snowden en una oportunidad expreso
que es difícil diferenciar cual pichón crece con picos cortos o blandos, la
genética de la corrupción se mezclo con el marxismo extranjero, sobre todo el
británico y en la historia, ellos inventaron su programa.
El mercado mundial esta trastornado, algunos laboratorios desearon
colaborar minimizando a la población y ya sabemos los resultados. Hubo un choque entre el fabianismo y su doctrina
de la inevitabilidad del gradualismo con la religión, que controlaba los
grandes consorcios económicos. Estamos ante el germen parasitario de un
conflicto social mundial y la pandemia COVID 19 es un agente de los
terratenientes que desean controlar el mundo económico
Muchos desean agrandar sus granjas en la ciudad. Ampliarlas, hasta pastores
baptistas ya la poseen, es la religión que en su oportunidad critico Calos
Andrés Pérez y hoy, Vladimir Putin. Los guarimberos de La Isabelica ahora
tienen bodegones en sus residencias y trancan los pasos libres de veredas y
paseos con sendos portones, cuando la ley los prohíbe. En las últimas guarimbas
pude ver lo lastimoso de esto, porque estaba cerca de las Avenidas Este y Oeste
recabando información, los ciudadanos no encontraban como llegar a sus casas y
fueron sorprendidos por los camiones de la GNB. Es devastador, no supieron
pelear cuerpo a cuerpo., ahora son ricos y manejan fajos de dólares
provenientes del narcotráfico colombiano. En esto, se debe ser claro. Gracias a
ellos, porque se llevaron a otros mercados extranjeros el dinero físico, ahora
el presidente se pronuncia sobre el valor digital. Los bancos cerraran y solo
quedara una o dos agencias, se fortalecerá el desempleo.
Una vez, estamos bajo un capitalismo salvaje motivado un socialismo soez,
donde nadie es ideólogo, ni académico del marxismo.
La crisis en su globalidad ha afectado el territorio nacional- Venezuela-
donde el enfrentamiento entre Maduro y una oposición inútil ha vuelto imposible
para el grueso de la población, a la que apenas le queda una sola alternativa
de pasar hambre o emigrar. La ambición por el control del dinero público y el
dólar entre los funcionarios institucionales- oficiales ha derivado en una
crisis de diversas tendencias que mantiene el país en una frustración y
malestar entre los ciudadanos, es que ya estamos hartos de la prepotencia de
gente que nada hace para equilibrar nuestra economía.
La demagogia de Leopoldo López y su pandilla ha estallado en todas partes.
Cuando se adueñaron de nuestros recursos energéticos. Los integrantes del sueño
bolivariano empezaron a encontrarse con la cruda realidad de tener que valerse
con sus propias economías. La situación en la región no ha parado de agravarse.
Ya nadie puede fiarse del otro. Esto es lo triste. La clase política
venezolana va de escándalo a escándalo. La masa social se encuentra en
situación de aborregamiento critico y no es capaz de reaccionar frente a las
situaciones que están acabando con la credibilidad de lo público.
Necesitamos ser más libre. He ir a una Reforma del Estado. Es la manera de
traer de nuevo la luz económica para Venezuela. H ay que entrar a todos hogares para orar por un nuevo amanecer,
una ilusión. Necesitamos que nuestro pueblo apoye las medidas económicas.
Venezuela es
una de las regiones con mayor capacidad de prosperar, decían a viva voz por las
ventanas del cortijo. Esas palabras llegaban a los oídos de todo el pueblo. El
pueblo creyó y siguió mejorando sin saberlo, la gran fortuna de los
autodenominados salvadores de la clase proletaria.
Diciembre
es especial, pues está lleno de momentos para compartir en familia y que a
muchos nos evoca recuerdos entrañables de nuestra infancia: la noche de las
velitas, los alumbrados, la natilla y los buñuelos, la novena de aguinaldos con
los villancicos y su tradicional “ven, ven, ven”, los adornos navideños, el
pesebre con las figuras más grandes que las casitas y las ovejas que nunca se
sostienen en pie, la carta al Niño Dios, la cena de Navidad, los “traídos”, la
quema del muñeco de año viejo, la música decembrina y un largo etcétera.
Sin
embargo, si hay algo característico del mes de diciembre son los sentimientos
de generosidad que siempre afloran en nosotros, y que cada uno, en la medida de
sus posibilidades, intenta convertir en acciones concretas para compartir con
los demás, ya sean personas conocidas o desconocidas, que posiblemente
necesitan nuestra cercanía y nuestro apoyo.
Inclusive, muchas veces puede ser más valioso un gesto de cariño, una sonrisa,
que un detalle material por caro que sea.
La
generosidad es el hábito de compartir alegremente con los demás, y para que
nuestras acciones sean auténticas, deben ser desinteresadas, sin esperar nada a
cambio: ni siquiera las gracias o un “me gusta”, que está tan de moda últimamente.
En la medida en que esas acciones nos supongan más esfuerzo y más renuncia a
nuestros gustos personales, más generosos seremos y, por ende, más felices. ¿Y
quién no quiere ser feliz? La generosidad, el darse sin reservas a los demás,
es el camino hacia la felicidad.
Walter Mignolo ha
sostenido que la idea misma de América Latina es un producto
colonial. La división actual de los continentes y su denominación geográfica no
son el reflejo de algo natural y preexistente; son un efecto del dominio
imperial, una construcción trabajada y aquilatada durante los últimos
quinientos años. Hoy nos resulta muy difícil concebir que incas y aztecas no
vivían en América; pero esa dificultad denota, precisamente, que nuestras
coordenadas intelectuales están forjadas en la matriz colonial. Antes del siglo
XVI, aquel continente no figuraba en los mapas europeos. Pero el territorio
existía y sus pobladores daban su propio nombre al lugar que habitaban: Tawantinsuyu,
en la extensísima región andina; Anáhuac en México, y Abya Yala, en la región
que hoy ocupa Panamá. Puede parecer una obviedad, pero no lo es. Repetimos:
aquellos seres humanos no vivían en “América”. Exactamente lo
mismo sucedió con la idea de “África”, como bien ha explicado el filósofo Valentin-Yves
Mudimbe (1988 y 1994). Los seres humanos de etnia mandinga (o mandinka)
que vivían en la parte occidental de lo que hoy llamamos “África”, por poner un
ejemplo, no se representaban su propio territorio, sus fronteras y sus propias
instituciones sociopolíticas tal y como los europeos lo proyectaron luego;
literalmente, ellos vivían en otro lugar.
América no fue
“descubierta”, sino “inventada” (O' Gorman 2006). En Tawantinsuyu, Anáhuac o
Abya Yala, nadie había escuchado jamás la voz “Indias Occidentales”, o la voz
“América”; semejantes nombres, tan autoevidentes para nuestras conciencias, no
significaban nada para aquellos seres humanos. “Lo confuso del asunto es que
una vez que el continente recibió el nombre de América en el siglo XVI y que América
Latina fue denominada así en el siglo XIX, fue como si esos nombres siempre
hubiesen existido” (Mignolo 2007, 28). Ese espejismo, no obstante, es sinónimo
de violencia. La apropiación material del territorio fue acompañada de un
bautismo: cuando Américo Vespucio, navegando por las costas del actual Brasil,
“tomó conciencia” de que aquello no era la India, sino un “Nuevo Mundo”,
comenzó de veras la reconfiguración colonial de aquellas tierras; los viejos
nombres fueron quedando, paulatinamente, sepultados a consecuencia de un
obligado e impuesto desuso.
Mignolo recalca que
“descubrimiento” e “invención” no son dos interpretaciones de un mismo
acontecimiento; son, muy al contrario, dos paradigmas distintos dentro de los
cuales “ocurren” cosas disímiles. Y la línea que separa dichos paradigmas es
determinante, toda vez que el “descubrimiento” se incardina en la perspectiva
imperialista de la historia mundial adoptada por la triunfante Europa, mientras
que el paradigma de la “invención” refleja el punto de vista de los derrotados
por la apisonadora colonial. La modernidad europea arranca en ese preciso
instante, esto es, con la instauración del “paradigma del descubrimiento”. A
partir de ese momento, como bien señaló Immanuel Wallerstein, se afianzó dentro
del sistema-mundo moderno un discurso secularmente reproducido y modulado, que
transitó desde la “misión evangelizadora” del siglo XVI hasta la “labor
civilizatoria” del siglo XIX, y concluyó con las ideologías del “desarrollo” y
la “modernización”, ya en los siglos XX y XXI (Wallerstein 2007). Y es ahí,
precisamente, donde empieza a quedar articulado el “sistema-mundo
moderno/colonial”, para usar la expresión más amplia de Walter Mignolo, que a
su vez se apuntalaba con la construcción de un cierto “imaginario atlántico”.
Lo que se sostiene es que una matriz colonial de poder ha venido replicándose y
metamorfoseándose en todos los episodios de la “modernidad”, y al mismo tiempo
se configuraba una “geopolítica del conocimiento” por medio de la cual Europa
quedaba erigida en el locus privilegiado de la enunciación
racional; desde ese lugar los europeos podían clasificar a todos los demás,
otorgándoles un grado mayor o menor de humanidad (Mignolo 2007, 31). La
historiografía occidental, de una manera notable y casi fundacional, ha estado
atravesada por relaciones de colonialidad, pues, como bien ha señalado el
antropólogo haitiano Michel-Rolph Trouillot (1995), las narrativas
históricas hegemónicas “silenciaron” una multitud doliente de otras historias.
Mignolo (1995) apuntó que ese locus privilegiado de la
enunciación y de la construcción de sentido, que de manera implacable condenó
a otros saberes no europeos al ostracismo más vilipendiado,
surgió en el proceso mismo de la articulación expansiva del poder colonial ya
desde el Renacimiento.
Es cierto que las
élites criollas y mestizas decidieron en muchas ocasiones asimilarse a los
modelos foráneos impuestos, aceptando (e incluso celebrando) una existencia
instalada en la colonialidad del ser, “adormeciendo la herida colonial,
anulando el dolor con toda clase de analgésicos”. El siglo XIX, justo cuando
las jovencísimas repúblicas sudamericanas comenzaban su singladura
independiente, fue testigo de una dinámica culturalmente asimilacionista; una
vez alcanzada la autonomía política, en efecto, las mencionadas élites
pretendían emular a Europa en todo lo importante. Pretendían,
en suma, europeizar —lo cual, en este caso, era sinónimo de desespañolizar—
América. Pero Kant había adjudicado a cada continente una coloración racial: la
raza amarilla pertenecía a Asia; la negra, a África; la roja, a América, y la
blanca, a Europa (Lepe-Carrión 2014); sin embargo, la “latinidad” quedaba
sumida en una ambigüedad problemática, porque los latinoamericanos nunca fueron
“lo suficientemente blancos”. De hecho, la conciencia criolla (y mestiza)
latinoamericana siempre se movió en una indeterminación trágica: la de no
terminar de ser lo que se suponía que debían ser (es decir, europeos), esto es,
la conciencia lacerante de permanecer anclados en un cierto “no-ser”.
Afrodescendientes y nativos, sin embargo, no tenían ese problema de ambigüedad,
toda vez que ellos se movían en un plano de completa exterioridad subhumana;
ellos sí llevan el estigma colonial bien grabado, sin ambages.
En The Economist se
recuerda que en una de sus últimas entrevistas se le preguntó a Volcker qué tan
compleja había sido la situación de la economía americana en 1979 cuando tomó
el cargo de Chairman de la Reserva Federal, a lo que respondió: “Bajo los
estándares de América Latina, esta no era tan mala”. Durante la crisis de la
deuda de América Latina, en el decenio de los ochenta, Volcker destacó el
manejo de la economía venezolana frente a sus pares regionales. Seguramente hoy
en día hubiese respondido de la misma manera al observar que, en este período
de crisis económica de la región, Venezuela es el país que viene dando buen
manejo y continuidad a su política económica y el que está registrando la mayor
tasa de crecimiento económico en su concepto, en un marco estabilidad de
precios, aspectos que no parecen reconocer el pueblo, porque sabemos que el
gobierno maneja un listado y las mafias manejan otros, con precios onerosos de
especulación junto al dólar paralelo. Y oficial.
El gobierno, carece
de autoridad para detener el dólar paralelo y ante esta realidad, compagina sus
valores al paralelo dando lugar a la irracionalidad económica y política. Pero,
viene utilizándose otro vocabulario muy distante a la realidad, es una
distracción. El presidente Maduro debe manejar mejor sus estrategias y
convalidar la revolución con el campo democrático., hoy, nuestro problema es
económico, jamás político.