Vida Cristiana/ N.º
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(Jeremías 13:7): “Entonces fui al Eufrates, y cavé y tomé el cinto del
lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para
ninguna cosa era bueno”.
(Jeremías 26:2): “Así ha dicho Jehová; Ponte en el Atrio de la casa de
Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá que vienen para adorar en la casa
de Jehová, todas las palabras que yo les mande hablarles; no retengas la
palabra”.
Hay que desprenderse de las cosas del mundo para que nazca la paz, decirles
adiós a las viejas amistades, porque originan toda situación de estrés, y el
hombre debe restructurarse a sí mismo. Cuando llegamos a los pies de Cristo,
toda transformación real conlleva una dosis de malestar implícito.
Jehová, Dios, nos da oportunidad de cambiar, ver lo malo que hay en nuestro
interior y sacar de allí- aún, siendo creyentes- esa falsa moralidad. Es
necesario crecer a pasos agigantados, pero, con humildad y corazón. Cambiar,
nuestra naturaleza por ternura. El mensaje, es muy claro. Jehová, siempre ha
reclamado obediencia, y apartarse de toda causa que incida en el dolor humano.
Él es gracia, en Jesús en este tiempo, donde las puertas del cielo se
encuentran abiertas a todo pecador.
Es necesario apresurar los pasos y, salir de algunos sitios. La vida
terrenal en el hombre tiene sus ciclos naturales, así que, procuremos la visión
que nos da Jesús en nuestro acontecer espiritual para entender, quien es
nuestro agresor, no todo es color de rosa. En la naturaleza, nadie esta demás,
nos encontramos insertados a ella.
Jehová habló a los profetas de muchas maneras, con señales simbólicos.
Dios, le manda que adquiera un cinto de lino, y después de llevarlo por un
tiempo, vaya a Perath y, lo esconda allí, en la hendidura de una peña, al
tiempo le envió de nuevo a buscarle, a tomarlo, el cual se había echado a
perder.
Habla de ceñirse la faja sobre los lomos, no precisamente sobre la carne,
sino, como la llevaban los sacerdotes para ceñirse la túnica, (Éxodo 28:39,40).
y no había que meterla en agua para que no se estropease con la humedad.
Vemos un doble viaje al Eufrates, el resultado es que cuando subía el agua,
se mojaba la faja, y cuando descendía, se iba secando, hasta que se echo a
perder completamente, ya, para ninguna cosa era de provecho.
Dios, tomo a Israel para que fuese su pueblo, en pacto y en comunión. Hizo
que se juntase a Él, mediante la ley que les dio en Moisés, (Ministerio del
siervo Nehemías Sequera en Calle Anzoátegui, el 21 de septiembre de 2025). Más adelante a los profetas que les envió y,
los favores que les dispensó. Tomo a la Casa de Israel que le fuese por pueblo,
y toda la Casa de Judá. Les fuese por nombre, alabanza y gloria. Como la faja
es ornamento para un hombre.
Era claro, que Dios ya tenía previsto enviarle al cautiverio y, los iba
separar de Sí, mediante sus juicios y, les iba a quitar toda belleza, es decir,
de una hermosa faja iban a andar en andrajos, en un pueblo sin valor. Se fueron
tras las naciones que estaban al otro lado del Eufrates.
El templo, cuando se convirtió en orgullo a Jerusalén, cayó convertido en
un montón de escombros calcinados.
Los judíos se mezclaron con grupos tribales amantes de los ídolos. Sí hizo
el viaje largo, ida y vuelta. Sea literal o simbólico es una representación de
la misericordia y avisos del Señor a su pueblo. Llega a un momento que es
desterrado.
Dios es verdad y amor, como celoso.
Es bueno que el creyente, se sienta con el Corazón ensanchado,
principalmente en la oración, ahora ya sabiendo, que la salvación es un don de
Dios que no es por obras, , y somos hechura suya, creados en Cristo Jesús.”, ((Efesios 2: 8- 10).
Dios, tiene la mirada en el pequeño remanente fiel, lo otro, es una
realidad humana, un camino religioso que dificulta por sus manifestaciones el
camino de salvación.
Hemos, sido llamados por Jesús en una comunión con el Padre, y somos
testimonio para evangelizar y, hacer el bien, despertando por doquier la
salvación de las almas.
(Filipenses 1:6): “Estando persuadido de esto, qué el que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”.
(Romanos 2:15): “Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones,
dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus
razonamientos”.
La Iglesia, constituye un misterio para el creyente, por ello, debe
estudiar Las Sagradas Escrituras, y ser un testigo fiel para el mundo. Nuestra
vida, consagrada al Señor desde el bautismo, participar de su comunión y, de
los dones del Espíritu Santo. El mismo Jesús, El Salvador, es parte de nuestra
elevación moral.
(Mateo 7:7): “Pedid y se os dará; buscad, y hallareis; llamad y se os
abrirá”.
Vigilar la pureza de la doctrina es esencial. Además, su unidad, su unidad
para difundir El Evangelio. Del conocimiento vivo de esta verdad, dependerá la
anunciación de Las Buenas Nuevas de Salvación.
(Juan 8:32): “Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte, y
le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso”.
(Emiro Vera Suárez, se congrega en La Asamblea Congregacional de Calle
Anzoátegui, Carabobo, Venezuela).


