La Tecla Fértil
Eje del Caribe y Perú, ante la mirada del Pentágono
por mercancías traídas sin inspección global
En el campo político, hay una distancia entre la
teoría y la práctica y por ello, es fácil para la burguesía hacer oposición y,
no asumir riesgos asumiendo cargos de responsabilidad en el Ejecutivo Nacional.
La única alternativa viable es mantener un control político sobre las
comunidades y dejar por sí solos a los ciudadanos para que adquieran un
criterio político y su respectivo discernimiento. Estamos en una crisis geopolítica de
consecuencias impredecibles en el Medio Oriente que tiene al mundo en un nivel
de angustias y de alerta, donde Vladimir Putin y Joe Biden ya han conversado
por tercera vez consecutiva.
Aquí, no es ver
la actuación territorial desde un enfoque racional, al tomar la OTAN el Mar
Mediterráneo nos damos cuenta que la situación es sumamente grave. En ese sentido,
Benjamín Herrera, profesor del Departamento de Relaciones internacionales de la
Universidad Javeriana, considero que Trump es un individuo totalmente
incoherente en su momento de tomar decisiones.
“Afirmar que no quiere guerras y ordenar el asesinato de un
general de alto rango iraní es una acción de guerra; decir que no desea guerras
y apoyar al régimen saudí en su guerra en Yemen es similar”, ilustra Herrera,
al señalar que los ejemplos son muchos para corroborar la absoluta
inconsistencia entre el discurso y los hechos en la Administración Trump.
Ahora bien, Catalina Miranda, analista en defensa y seguridad,
catalogo en su oportunidad esta jugada de Trump como una apuesta riesgosa que
puede salirse muy costosa, o que puede beneficiarlo si en Estados Unidos y en
el mundo occidental, siguen fortaleciéndose discursos xenófobos, anti-islámicos
y totalitarios.
“El miedo a una amenaza externa, incluso con tanta facilidad de
información que tenemos en pleno siglo XXI, sigue siendo un arma por excelencia
para justificar guerra y violencia”, se lamenta la experta.
Medio Oriente siempre ha sido una “bomba de tiempo”, especialmente
desde la Guerra Fría, y la fundación del Estado de Israel.
Lo que pasa es que ahora no son únicamente EE.UU. y la Unión
Soviética (hoy Rusia) en disputa por sus “patios traseros”, ahora es el enorme
poder de Irán en la región, y más por la presunta posesión de armamento
nuclear.
Iraq, lejos de ser una república aislada, ha recibido apoyo
material y diplomático de Rusia y China. Incluso, Irán ha construido la mayor
reserva de misiles balísticos en Medio Oriente. Tampoco hay que olvidar que
está orgullosa civilización persa ha sobrevivido más de 2.000 años.
Mauricio Reyes, docente de la Facultad de Derecho de Ciencias
Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de México, no descarta un
escalamiento de la tensión entre Irán y EE.UU. como un pulso de fuerzas geopolíticas.
Teherán deberá mostrar un gesto de paz so pena de que USA se salga
con la suya, porque a nivel interno tiene una posición muy fuerte y de todas
maneras la comunidad internacional no está dispuesta a que un país tome
represalias sin acudir a la legalidad internacional. Hoy, Iraq es un estado
fallido convertido en ‘teatro de operaciones’ de facciones rivales y potencias
extranjeras, bajo la influencia del terrorismo del Estado Islámico.
Ahora bien, Los venezolanos hemos
sido muy poco afortunados al momento de ser juzgados o simplemente recibidos
por nuestros compatriotas de la patria grande. Y eso viene desde los tiempos de
Bolívar. Cuando disponíamos del mayor ingreso que cualquier otro país de ella,
lo que fue hasta hace muy poco, fuimos generosamente receptores de todo aquel
que aquí quisiese venir a construir su vida. En aquellas circunstancias y
cuando es muy grande la ola de gente que se mueve de un sitio a otro, es
inevitable que, en ella, se mezcle genta del hampa que, en todo nuestro
continente abunda, desechos muy propios del modelo que nos es común, con
trabajadores de diferentes niveles y dispuestos a prestar sus mejores
servicios.
No hay duda que, varios países de
este espacio americano nuestro, han recibido buena parte de la delincuencia que
aquí generó el modelo capitalista dependiente y por haber sido por años, muchos
años, "la tierra prometida", hacia la cual se dirigía gran parte del
universo de todos los aquellos que, por distintas razones, sentían necesidad de
salir de su país. Sólo Colombia, nuestro vecino, tiene aquí, de los nacidos
allá, sin incluir sus descendientes que son venezolanos, un poco más de unos cuatro
millones de nacionales. No obstante, desde hace años, allá, al venezolano, se
le llama "Veneco". Y esta palabra, lo sé desde hace 60 años, es una
peyorativa que hace alusión a nuestras madres.
Para ser justo, ningún gobierno o
gobernante de este país, ha pronunciado siquiera una palabra contra esa ola
migratoria, pese que en ella también llegó una buena parte de delincuentes y
muy violentos, por cierto. Que sepa, en la contienda política venezolana,
habiendo graves y abundantes brotes de actos delincuenciales, en veces por
demás violentos, generados por personas venidas de fuera y del conocimiento del
común de la gente, ningún político hizo campaña u oferta de esas xenofóbicas
que ahora se hacen en países vecinos.
Comenzando la campaña electoral en
Perú, esta que terminó con la elección de Pedro Castillo, supimos de la oferta
de un candidato absolutamente desconocido, que ofrecía expulsar de su país en
72 horas "a todos los venezolanos". No habló de delincuentes, habló
de venezolanos. Allá empezaba a pesar la ventaja competitiva que en el frente
de trabajadores ostentaban nuestros compatriotas. Me enteré de ella y aquello
en principio me produjo risa. La atribuí a unos de esos candidatos fascistas,
sin respaldo popular, que hacía aquella morisqueta para llamar la atención.
Conocidos los resultados de la
primera vuelta, supimos que un tal Pedro Castillo, a quien la noticia señalaba
como alguien que tuvo vínculos con "Sendero Luminoso", porque así
operan los medios de información que le sirven a la ultraderecha y al
imperialismo, el exterminado grupo guerrillero liderado por Abimael Guzmán, aún
preso desde los tiempos de Fujimori, había obtenido la máxima votación entre
los 18 candidatos, aunque alcanzó un porcentaje muy bajo. Como también supimos,
era el mismo candidato que había hecho aquella curiosa oferta xenofóbica y
particularmente anti venezolana.
Como en este mundo hay de todo, el
discurso aguanta todo y hemos visto tantas cosas, no nos produjo mucha
extrañeza que alguien calificado de izquierda hiciese esa oferta, dado que esos
gestos anidan mucho en el extremismo que, no por casualidad, suele estar
asociado a la ignorancia. "Izquierdistas" xenofóbicos y hasta
homofóbicos, hay como en la derecha.
He puesto la palabra izquierdistas
entre comillas, porque abunda mucha gente que cree ser eso partiendo de dos o
tres referencias muy mal fundamentadas. Como una posición antimperialista que
usted descubre que no es tal sino xenofóbica o un anticapitalismo que se nutre
de la envidia y la frustración. O en el menor de los casos, como por seguir la
corriente, repitiendo al caletre o imitando lo que se escucha en el grupo donde
se está insertado.
Lo cierto es que Pedro Castillo, con
aquel supuesto historial y en verdad siendo un simple maestro de escuela rural
y propuesto por un pequeño partido regional, como lo dijo en su discurso de
toma de posesión, ahora es el presidente de Perú. Esto último es bastante para
que la oligarquía peruana y la Casa Blanca, prendan las alarmas y se
desplieguen en ofensiva en el campo de batalla.
Castillo, sin que nadie se lo
pregunte, pero como quien se cree acusado de haber cometido "espantosos"
pecados y por demás "capitales", anda como a lo loco ofreciendo
disculpas y explicaciones como que él "no es comunista, chavista ni
terrorista". Explicación misma que es un convalidar la falsa acusación que
todo eso es lo mismo y por supuesto, también lo es ser de izquierda y
antimperialista.
En su discurso de toma de posesión
que escuché hasta con exagerada atención buscando pistas, tomé nota de algunas
pocas cosas. Lo primero que me llamó la atención es que, estando allí presente,
en el cerrado espacio donde se efectuó aquel acto, el expresidente de Bolivia y
dirigente popular e indígena, antimperialista y latinoamericanista, Evo Morales
y, no obstante, Castillo, cosa nada frecuente en esos actos y menos en nuestro
particular mundo, no le saludó o mencionó en su discurso.
Quizás, para muchos, eso pasó
desapercibido, pero sabiendo este servidor, desde el día anterior, que Evo
había llegado a Perú por la frontera entre ambos países, por su carácter de
expresidente, solidario desde un principio con Castillo y expresión como él
mismo de la raza indígena de aquel inmenso espacio suramericano, esperaba que
el nuevo presidente del país de los incas, a aquel nombrase y, de no hacerlo,
sería como un gesto muy significativo y sobre todo un mensaje nada difícil de
descifrar para la Casa Blanca, pera también para nosotros.
Del discurso de Castillo no hay nada
trascendente, salvo una. Fue uno como de los habituales de los tantos
presidentes que en el Perú ha habido. Habló de cifras, de aumentos
presupuestarios para salud, educación y empleo y que se propone sacar a Perú
del estancamiento, con el aval que el nuevo presidente viene de las clases
humildes. Pero se cuidó de hacer alguna definición sustancial tanto en lo
interno como lo externo. La política latinoamericana y lo que su gobierno se
propone asumir en ese sentido nada dijo, lo que cualquiera puede interpretar
como mejor le convenga. Como se pudiera decir que fue demasiado cuidadoso de no
meterse en camisas de once varas desde el momento mismo que asumió el gobierno.
Pero si dijo cosas superficiales que suelen llamar la atención, son aplaudidas
y a las que se les da un valor que no tienen, por lo exhibicionista, como que
no despachará o vivirá en el Palacio de Pizarro, donde en los tiempos
coloniales lo hizo la autoridad española y los gobiernos republicanos,
democráticos y dictatoriales.
No habló para nada del modelo
existente en el Perú y en América Latina y de los anhelos y necesidad de estos
pueblos en hermanarse. Fue como demasiado cuidadoso, para no decir otra cosa.
Pero uno siente que Pedro Castillo
tiene en sus costillas el puñal de Pizarro. Le punzaron desde que llegó al
frente en la primera vuelta en las elecciones presidenciales, dándole aquellos
calificativos que mencionamos al principio. Le pincharon más hondo cuando le
ganó a la Fujimori y pese saberse con suficiencia los resultados, le tuvieron
largo tiempo en suspenso como para que midiese bien los riesgos que corría y lo
que pudiera pasarle si intenta traspasar el espacio permitido.
Horas antes de su toma de posesión
Anthony Blinken, jefe de la diplomacia de Biden, le mandó un mensaje nada
subliminal donde le señala el camino.
Uno no sabe en que terminará esto,
pero es bueno medir, darle el verdadero valor que eso tiene, como Pedro
Castillo, hasta irresponsablemente, da 72 horas "a los delincuentes
extranjeros" para que abandonen su país. No dice qué hará con quien eso no
cumpla. Pero si empatamos esta frase con la que dijo cuándo fue candidato en la
primera vuelta contra los venezolanos, no es difícil que en la policía y hasta
en el pueblo peruano, donde el sentimiento xenofóbico está desatado contra los
venezolanos, se redimensione y entonces vean, en cada compatriota nuestro que
allá está, un vulgar delincuente.
Pero el asunto pudiera tener otra
cara más allá de la disposición de luchar contra la delincuencia sin importar
incurrir en injusticias y xenofobia. Esa pudiera ser la poca delicada manera
que encontró Castillo para enviar a la Casa Blanca su mensaje, como que cuenten
con él para todo lo que le propuso Anthony Blinken.
Lo mismo ha hecho con
los dirigentes ultramontanos de la derecha aprista. Con Keiko no sabemos a qué
“acuerdo” llegó, que en las primeras de cambio bajo la guardia y permitió que
mes y medio después de las elecciones le diera la buena pro para que asumiera
al poder; pero eso si le dijo en público; “no quiero nada con cambios a la
Constitución y menos con una Constituyente”. Hasta el Departamento de Estado
gringo a través de Antony Blinken le ha solicitado
públicamente al presidente juramentado que debe seguir actuando como sus
antecesores, con sus cercanías con el gobernó de EEUU. Ahora para cumplimentar
su entrega rastrera a los sectores de poder ha llamado a un gobierno de Unidad
Nacional donde meterán en esos sacos tirios y troyanos. Ahora el Perú tiene a un
presidente que por los pitos que toca va a ser más de lo mismo.
Washington viene advirtiéndole
a los gobiernos latinos sobre el protagonismo de Venezuela y Cuba en el Cono
Sur que incluye a los Mapuches en Magallanes y su territorio. Esto, referido a la incursión de barcos iraníes
cursando el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico que se dirigían a costas
latinas, según el Pentágono y entre el cargamento venían armas de última escala
en armería y de allí en un posterior
viaje, dichas embarcaciones fueron abordadas encontrándose materia prima
de hidrocarburos y cierta cantidad de misiles. Varios
medios de comunicación estadounidenses han publicado fotos satelitales en los
últimos días que muestran a uno de los dos barcos iraníes, el Makran, cargado
con media docena de lanchas rápidas similares a las utilizadas por la Guardia
Revolucionaria en el Golfo, pero hasta ahora el Pentágono se ha negado a
comentar sobre el tema, refiere la AFP.
"Se
cree que estas embarcaciones portan armas para cumplir con un acuerdo que Irán
y Venezuela hicieron hace años atrás", dijo el senador demócrata Richard
Blumenthal durante una audiencia con el secretario de Defensa ante el Comité de
Fuerzas Armadas del Senado.
Y aparece la amenaza: "Nos reservamos el derecho de tomar las medidas
apropiadas, en coordinación con nuestros socios, para disuadir el tránsito o la
entrega de esas armas", indicó un alto funcionario de la Administración de
Joe Biden, citado por el portal
estadounidense "ElPolítico.com.
Ante tal panorama, Washington, indignado por este afianzamiento de las
relaciones, está presionando a Caracas y a La Habana para que no permitan que
los barcos iraníes, el destructor Sahand y el buque-base avanzado Makran,
entren en sus aguas, según funcionarios de Defensa que mantuvieron su
anonimato.
. * Escrito por Emiro
Vera Suárez, Profesor en
Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica
del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores
del Estado Carabobo. AESCA. Trabajo en los diarios Espectador, Tribuna Popular
de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del
Aragüeño
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